SERIES I Cuando en el 2008 la serie Breaking Bad llegó a la televisión, la gente estaba impactada con el hecho de que un profesor de química se convirtiera en un prominente empresario de la droga. En ese momento, aunque ya nos habían contado historias similares, muchos lograron hacer una conexión con el personaje enfermo de cáncer de pulmón (Walter White) que hacía lo necesario para garantizar un mejor futuro a su familia.
Hoy a casi 10 años del lanzamiento de esa serie, ya estamos sobresaturados de ese tipo de historias, en donde nos presentan el lado conmovedor y sensible de “los malos”, una humanización de los personajes socialmente reprobados que se convierten en casi unos héroes a medida que vamos viendo cómo avanza capítulo a capítulo.
OZARK, original de Netflix, muestra los altibajos en la vida de Marty Bird (Jason Bateman), un asesor financiero de Chicago quien se ve obligado a mudarse con su familia a una región rural de Misuri, poniéndose a distancia del FBI y la DEA, esto para ejecutar un plan de lavado de dinero de un narco mexicano. El lago de Ozark será su nuevo hogar.
El hecho de que el “narco” sea “mexicano” le imprime sin duda un elemento atractivo para quienes vivimos en esta parte del globo terráqueo.
La historia adquiere sazón con el perfil de su esposa Wendy (Laura Linney), una infiel y aburrida esposa quien debe decidir si acompaña o no a su marido en la travesía; así como de su hija Charlotte (Sofia Hublitz), una adolescente que cuestiona y complica las decisiones de sus padres.
Es una serie que vale la pena chutársela en un maratón, no es Breaking Bad, pero tiene una historia que está planteada con un sentido del humor raro que resulta atractivo. En ella se puede conseguir capítulo a capítulo, una tutorial involuntario, creo, de cómo lavar dinero, esto al menos en el mundo de las series de televisión.
Luis Felipe Cárdenas R.